Viene de aquí.
"Como parte de la tendencia natural hacia la simplificación, se dejaron de tener en cuenta las diferencias entre las marcas de cigarrillos; aunque no todos los cigarrillos eran igualmente deseables para los fumadores, si lo eran como dinero; un cigarrillo era un cigarrillo tanto para pagar la carne como para pagar otros bienes.
Los fumadores guardaban sus marcas preferidas para uso personal e intercambiaban las otras, con lo cual, los cigarrillos menos deseados se empleaban como dinero y los “buenos” se fumaban. Esto sirve para ilustrar la Ley de Gresham. Esta ley enunciada por primera vez por Sir Thomas Gresham, financiero isabelino (1519-1579), se resume popularmente como: “La moneda mala desplaza a la buena”. Los cigarrillos “malos” desplazaban de la circulación monetaria a los “buenos” y éstos, en su lugar, se fumaban.
Ley de Gresham: Cuando hay dos tipos de monedas cuyos valores en el intercambio son idénticos pero sus valores en otros usos (como consumo) son diferentes, aquel artículo más valioso se retendrá para su uso alternativo, y el menos valioso continuará circulando como moneda. Así, la moneda “mala” (menos valiosa) desplaza a la “buena” (más valiosa) de la circulación.
La tendencia de los prisioneros a considerar los cigarrillos como iguales entre sí ocasionó otro problema monetario. Los prisioneros, a menudo, extraían algo de tabaco antes de hacer circular el cigarrillo. El problema anterior se presenta en la circulación de monedas de oro: existe la tentación de sacar pedacitos de oro, o sea, “rebanar” las monedas.
Así el cigarrillo-dinero comenzó a “degradarse”; algunos prisioneros emprendedores hacían cigarrillos con tabaco de pipa o los rompían para rehacerlos, pero reduciendo la cantidad de tabaco en cada cigarrillo.
De forma similar, los gobiernos, de cuando en cuando, han caído en la tentación de envilecer las monedas de oro, fundiéndolas y volviéndolas a emitir con menor contenido en oro. (Los empresarios privados también han tenido un fuerte incentivo para hacer lo mismo, pero se les ha desalentado, a lo largo de la historia, con los severos castigos impuestos a los falsificadores.
Pero no fue el recorte ni el envilecimiento lo que causó los mayores problemas monetarios en el campo de los prisioneros. Mientras hubiera unas entradas estables de cigarrillos y de otros bienes, el sistema monetario funcionaría razonablemente bien, pero de cuando en cuando se interrumpía el suministro de la Cruz Roja de 25 o 50 cigarrillos semanales por prisionero.
Como los fumadores iban agotando las existencias de cigarrillos, éstos se hicieron cada vez más escasos. Los fumadores, desesperados, tenían que ofrecer cada vez más para conseguirlos, por lo que su valor aumentaba considerablemente. Planteado de otra forma, los otros bienes se intercambiaban ahora por menos cigarrillos: una caja de queso que se vendía antes por 20 redujo su valor a 15, 10 o incluso menos cigarrillos. En términos técnicos había una deflación, una caída en los precios de otros bienes medidos en relación a los cigarrillos.
Como los cigarrillos se hacían más escasos y los precios continuaban bajando, los prisioneros empezaron de nuevo con el trueque intercambiándose otros bienes. Los fumadores, que aún mantenían algunos cigarrillos, se mostraban muy reacios a utilizarlos para hacer compras.
Entonces, cuando miles de cigarrillos, llegaban al campo por breve período de tiempo, los precios subían rápidamente. En otras palabras, el valor de los cigarrillos cayó. Había una inflación. Los prisioneros empezaron a ser reacios a aceptar cigarrillos como pago de otros bienes. Una vez más apareció el trueque.
Por tanto: El sistema funcionaba suavemente sólo en la medida en que se mantenía un equilibrio razonable entre la cantidad de dinero (cigarrillos) y la de otros bienes."
Continuará...